lunes, 12 de octubre de 2009

FUNDACIÓN DE LA TERCERA COMPAÑÍA DE BOMBEROS DE VALPARAÍSO



EL GRAN INCENDIO DEL ALMENDRAL
No hay mejor relato de un hecho, que aquel sustraído de la misma época en que ocurrió. Por lo cual transcribo lo siguiente:
“El 1º de septiembre de 1853 (jueves), a la una y media de la mañana, en el barrio del Almendral, tuvo lugar el más voraz incendio habido desde la fundación del Cuerpo, fue una verdadera catástrofe, por los valiosos edificios y valores que se perdieron.
“El incendio tuvo lugar en la calle de la Victoria (actual Pedro Montt), en el suntuoso edificio del señor José Orrego. La campana de alarma de la Bolsa hizo salir a escape hacia el lugar del fuego. La casa del señor Orrego, ya ardía por todas partes cuando los elementos bomberiles llegaron. Las bombas se dirigieron a cortar la invasión del fuego a la vecindad; pero, desgraciadamente, cuando la voracidad del fuego había tomado cuerpo.
“Las casas del señor Gallo Zavala no tardaron en arder también, sin que fuera posible evitarlo y la casa que seguía a la izquierda del señor Orrego. Extendiéndose estos edificios de una calle a otra, no tardó en aparecer el fuego en la calle Nueva (hoy Independencia) en donde ardían con la misma furia que en la principal. A las dos y media de la mañana toda una manzana ardía con voracidad extraordinaria. Las bombas hacían inútiles esfuerzos.
“Se dice que el incendio empezó por la casa del señor Orrego, no como se aseguraba inicialmente por una tienda, sino por el interior de la casa, la que se encontraba inhabitada y con trabajos de carpintería. Es probable que un descuido de los trabajadores haya sido el motivo principal de esta terrible catástrofe.
“Es, sin duda, uno de los más grandes incendios de que se conserva memoria en esta ciudad.
“El auxilio del vecindario fue eficaz. Los buques de guerra enviaron inmediatamente sus auxilios de útiles, instrumentos, tripulación y oficiales. El señor Intendente (don Roberto Simpson) se hizo ver desde lo alto de un edificio, dirigiendo una bomba sobre los edificios abrazados por las llamas.”
“Este desastroso incendio en el barrio del Almendral, una vez más vino a manifestar la necesidad de que la Asociación contara con una compañía en el sector”.
Otro relato de este vital incendio para la fundación de la Tercera, es el que nos entrega el diario “El Mercurio” del día 1º de septiembre de 1853, quizás en un reportaje singular, pues el incendio se había iniciado en esa madrugada a la 1,30 A.M., por lo cual lo que transcribo a continuación debió ser un golpe periodístico para esos años:
“Pocos minutos después de la una de la mañana, la campana de la Bolsa dió la alarma de incendio. Muchos comerciantes y dependientes se hallaban a esa hora todavía en sus escritorios preparando la correspondencia para el vapor “Bogotá” que ha salido hoy para el norte.
“Corrieron éstos inmediatamente al depósito de las bombas que sin un instante de demora comenzaron a arrastrar, pero empujados por escasos brazos, teniendo que atravesar un espacio de más catorce cuadras por un camino de montaña., las pesadas máquinas no pudieron llegar sino tarde al lugar de la catástrofe.
“Tenía el lugar ésta, en la calle de la Victoria, una cuadra más allá de la plaza del mismo nombre, en los hermosos edificios del Sr. Orrego, los primeros del Almendral por la elegancia y gusto de su arquitectura. Cuando los bomberos llegaron las llamas sobresalían del techo y el fuego había abrasado ya todo el cuerpo del edificio.
“¿Por dónde entonces atacar al destructor enemigo que en todo su vigor y rapacidad, como una vasta hoguera inflamada, no presenta contornos ni lados visibles? ¿Dónde terminará la furia devastadora del terrible elemento, que por su aspecto amenaza querer tragarse a toda la ciudad, a todo Valparaíso? Se preguntaban todos.

“El humo cubría totalmente la atmósfera y las llamaradas que del centro del incendio se elevaban, iluminaban la ciudad entera.
“He aquí la gigantesca obra que se iba a encomendar a unos pocos jóvenes, estranjeros la mayor parte y arrojados y valientes hasta la temeridad. Piquetes de jendarmería y de tropa de línea, cubrían todas las boca-calles y avenidas al lugar del desastre, para evitar los robos y desórdenes.
“La 2ª compañía de bomberos se presentó primero a la escena y se colocó en la parte alta de arriba haciendo frente al fuego que el viento impelía en aquella dirección; la de ganchos y escaleras, llegada un poco antes, comenzó también su obra demoliendo, unos, la casa más próximamente amenazada y detrastando (sic), otros, las habitaciones. Desgraciadamente se perdió mucho tiempo con la inútil esperanza de poder salvar el edificio del señor Gallo Zabala que ocupaba el colejio de Mme. Lebeuff; fue con todo, pronto invadida y presa de las llamas. No había más remedio que demoler la pequeña casa en que residía el señor Correa, y fué esto lo que se hizo.
“La 2ª compañía de bomberos se contrajo, mientras tanto, a rendir el fuego en la casa esquina de la Sra. Grimwood, totalmente devorada, para impedir que se comunicase a la próxima manzana, lo que produjo el mejor resultado, porque a los pocos momentos cambió el viento sur en un norte flojo, que no causó ya mal ninguno.
“Pero a espaldas de la casa del Sr. Orrego, y abrasando una estención también como de media cuadra, estaban otros edificios recién construidos y no terminados aún, del señor señor Gallo Zabala, que formaban frente de la calle Independencia. No había medios ni era posible acudir a ellos, estando unidos y siendo como una construcción del edificio incendiado. Fueron pues, presa de la implacable voracidad del incendio, que vino a estrellarse casi naturalmente, con una casucha baja con techo de tejas que está a su costado oriental.
“Eran como las tres y media de la mañana y el fuego comenzaba a ceder por todos lados y se alimentaba ya, sólo con el inmenso material y combustibles que le ofrecía construcciones nuevas de madera con sus pinturas recientes e inflamables. Los bomberos habían desempeñado su tarea con un celo y coraje de que hai mui pocos ejemplos, y sus esfuerzos parecerán inauditos para los que hubieran visto una de las vastas y peligrosas conflagraciones por las que ha pasado Valparaíso y cuya pérdida no se estima en menos de 200.000 pesos.”

El señor Matías Cousiño Jorquera hizo a la Asociación el obsequio de una bomba de primera clase, autorizando que de su cuenta se encargara a los Estados Unidos. La Dirección General aceptó con gran reconocimiento este obsequio y acordó que esta bomba sería destinada a la sección del Almendral y que llevaría por nombre “Cousiño” en homenaje al generoso gesto de este acaudalado señor.
El documento enviado por el señor Matías Cousiño decía lo siguiente:

Santiago, Setiembre 6 de 1853.

Mui señores mios:

Me ha sido mui satisfactorio saber el noble empeño con que la Sociedad ha prestado sus importantes trabajos en la mañana del 1º del presente, para mermar los desastres del desgraciado incendio de este dia; a esos esfuerzos, he debido yo, talvez, la conservación de mi casa cerca del lugar incendiado; i deseando acreditar a esa Sociedad mi admiración por esos trabajos a favor de la humanidad i mi agradecimiento por la parte en que he sido favorecido, he acordado obsequiar a la Sociedad una bomba de primera clase, para cuyo efecto encargo con esta fecha al señor Thomas Bland Garland, uno de los miembros de ese Directorio, para que, de acuerdo con Uds., proceda a encargarla de mi cuenta. Suplico a Uds. se sirvan admitir esta manifestación de gratitud, con que me suscribo de Uds. atento servidor. Q.B.S.M.

M. Cousiño

A la espera de este encargo, el Directorio procuró organizar el personal de la que sería la nueva Compañía. Para conseguir este propósito, publicó en “El Diario” un llamado a los vecinos del Almendral para organizar una nueva Compañía que sirviera las bombas de ese barrio.
En el diario “El Mercurio” del día 12 de septiembre de 1853 se publicaba lo siguiente:
“Prevensión. Los vecinos del Almendral se reunirán el 16 del presente para analizar con la junta de la Asociación contra Incendios, la creación de una compañía de bomberos”.
En 1 de enero de 1854 se citó a una reunión dando así los primeros pasos para la constitución de la nueva institución, pero se determinó esperar la llegada de la nueva máquina para su oficialización.
La bomba encargada por el señor Cousiño arribó a Valparaíso a fines del mes de septiembre de 1854. Fue guardada provisoriamente en cuarteles de las Compañías ya existentes.
En diarios de la época podemos constatar algunos hechos que dicen relación con la flamante bomba. Es así como en el diario “El Mercurio” del día 7 de octubre de 1854 se informaba lo siguiente:

“Ejercicio de Bomberos
No habiéndose podido reunir un número suficiente de bomberos, de los que pertenecían a la 3ª Cía. Del Almendral, salieron ayer a las 3,30 de la tarde los miembros que componen a la 1ª y 2ª y unos pocos de la 3ª llevando la bomba regalada por el señor Cousiño a la plaza de la Municipalidad (hoy Echaurren), para hacer allí su experimento. El resultado fue el mas satisfactorio que hubiera podido desearse; probose primero con una sola manga poniéndola en dirección a los edificios de los señores Gallo que dan frente a aquella plaza, en cuyo encumbrado techo caía una copiosa lluvia capaz de apagar las llamas más voraces. En seguida, hízose el experimento con dos mangas y esta vez el éxito tampoco nada dejó que desear, la fuerza de la magnífica máquina no por eso disminuyó un ápice de su fuerza”.
Por otra parte, el 10 de octubre se publicaba lo siguiente:
“Bomberos del Almendral.
Gran entusiasmo hay entre muchos jóvenes del Almendral, quienes se proponen formar la 3ª Compañía. Para esto, varios jóvenes de los principales de aquel barrio han principiado a promover semejante espíritu entre los buenos almendralinos. A juzgar por lo que se lleva hecho, no dudamos que en poco tiempo la 3ª Compañía estará enteramente organizada y será una competidora de las del puerto. La bomba del señor Cousiño necesita lucirse, y estar servida por la más lucida juventud del barrio a que ha sido regalada. Dentro de pocos días publicaremos la lista de los jóvenes que vayan formando la nueva Compañía”.
El viernes 13 de octubre de 1854, se reunieron los vecinos que habían firmado la lista de adherentes para dar constitución a la nueva institución. La reunión se llevó a cabo en los salones de la Bolsa de Valores, ubicada en esos años en el lugar donde hoy se erige el monumento a los Héroes de Iquique.
En la citada reunión, se eligió la primera oficialidad. Los que firmaron, y por ende se constituyeron en miembros fundadores, fueron los siguientes:

Luis Cousiño Squella, Isaac Lamas, Saturnino Costabal, José Miguel Torres, Eusebio Rosa, Bernardo Costabal, Edmundo Sartori, Antonio Barrena, Manuel Riofrío, N. Aurelio Santa Ana, Santos Samit, Félix In. Gorsse, Juan Díaz Gana, Carlos Oportot, Juan M. Soruco, José Blas Squella, Anjel R. González, Juan Aguayo, José Zilluerelo, Martín Barrera, Aparicio Toro, Benjamín López, Alberto Carson, Federico Santos, Tristán Benítez, Exequiel Vargas, José 2º Salamanca, Zoilo Aguayo, Benjamín Carson, Tadeo 2º Rubio, Carlos G. Bissert, R. Polanco, Ismael Infante, José Echavarría, A. Armstrong, M. Valenzuela, Romás R. Armstrong, L. Augusto Medina, Luis C. Costa, Agustín 2º Vidaurre, Tristán Balbontín, Emilio Moyano, José R. Samit, Guillermo Potts, R. Masson, F. Cood, D. A. Guzmán, Benjamín Benítez, Luis Osmán, José M. Silva, Eusebio Lathan, Ricardo Carson, Daniel Carson, Tomás Lathan, Enrique Campino, José María Valenzuela, M. Soruco, Guillermo Larraín, Daniel Vives, Acario Cotapos, Pedro N. Barba, Blas Vargas, Leoncio Palma y Francisco A. De Palma.

De los sesenta y cuatro firmantes, seis venían de las compañías ya en servicio. De la 1ª Compañía: Sartori, Alberto, Benjamín y Daniel Carson. De la 2ª: R. Masson y M. Soruco. A su vez, once de los fundadores habían firmado en el pasado el primer intento de organizar la 3ª del Almendral.
La elección de oficiales fue algo tempestuosa, pues un sector de los reunidos propuso para el cargo de Director al señor Luis Cousiño Squella, hijo de don Matías, a modo de retribución hacia este último por la donación de la bomba. A esto se opusieron los hermanos Costabal, ya que consideraban al señor Cousiño Squella demasiado joven, tenía tan sólo 20 años. Sin embargo, realizada la votación salió electo el señor Cousiño Squella. La oficialidad completa quedó estructurada de la siguiente forma:

Director : Luis Cousiño Squella
Capitán : Edmundo W. Sartori
Teniente I : Daniel Carson
Teniente II : José M. Torres
Teniente III : Benjamín Benítez
Teniente IV : Manuel Riofrío
Secretario : Antonio Barrena L.
Ayudante-Tesorero : Juan Díaz Gana

Antes de poner término a la sesión inaugural, el flamante Capitán don Edmundo W. Sartori pronunció las siguientes palabras:

“Debemos tener mucha unión entre nosotros, y muy buena disposición para el desempeño de los deberes que nos hemos impuesto; si esto se consigue, tendré la satisfacción de mandar la primera Compañía de Bomberos de Valparaíso, por su puntualidad, entusiasmo y disciplina.”

La nueva bomba fue entregada a la Tercera el martes 2 de noviembre de 1854. Se podrá deducir el entusiasmo con que los miembros fundadores de la Compañía esperaban la ocasión. Aquel día se habían reunido en la Bolsa Comercial y de ahí salieron al mando del Capitán Sartori, llevando la impecable bomba de palancas. Se encaminaron con ella hacia la Plaza de la Victoria, donde se detuvieron y armaron los chorizos en el pozo existente en la calle del Circo (hoy Edwards) para realizar un ejercicio. En éste se pudo comprobar que se trataba de una bomba poderosa y eficiente.

Conviene dejar estampado en este capítulo, un extracto de un libro más o menos contemporáneo del historiador Cristián Gazmuri, llamado “El 48 chileno. Igualitarios, Reformistas Radicales, Masones y Bomberos” en el que se cita lo siguiente:
“Hay historiadores o cronistas que afirman que el gobierno de don Manuel Montt se opuso a la iniciativa de fundar cuerpos de bomberos voluntarios en las ciudades chilenas, temeroso de toda asociación de carácter filantrópico, que veían como sospechosas después del episodio de la Sociedad de la Igualdad. Sin embargo, el propio Montt pasó revista al Cuerpo de Bomberos fundado en Valparaíso, lo que realizó el 2 de marzo de 1852 y no se opuso a que en la misma ciudad se fundara la primera compañía de bomberos voluntarios genuinamente chilena el 13 de octubre de 1854, la Tercera denominada hoy “Cousiño y Agustín Edwards”. Esta Compañía tendría como territorio a cubrir el sector Almendral”.

Epopeyas Tercerinas
De Claudio Chaparro Forn.

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