martes, 5 de enero de 2010

NUESTRO PRIMER SECRETARIO, EL ÚLTIMO DE YUNGAY



Antonio Barrena Lopetégui; es de los primeros habitantes de Valparaíso en sentir la campana que al campo del deber nos llama.

Más que entusiasta Voluntario recordado por la historia que con tanto ahínco y denuedo ayudo a construir dejando a las generaciones venideras registros de incalculable valor.

Junto a Cousiño, Sartori, Carson, Torres, Benítez y Riofrío, conforma la primera oficialidad de la aquel entonces llamada Bomba “Cousiño”. Tal fue el entusiasmo que vertió en las bases de nuestra fundación, que en los viejos libros de oficiales figura entre los primeros quienes juntos a la primitiva “Cousiño” acuden al primer incendio de la nueva Compañía de Bomberos del Almendral, (Noviembre 24, 1854). La bomba salió desde nuestro “Salón de Máquinas” arrastrada a pulso hasta el lugar del incendio el que distaba de más de 20 cuadras de nuestro Cuartel, ( Tribunales de Justicia) por los señores Antonio Riofrío 4º Teniente, Alberto Carson y Antonio Barrena Lopetégui. Al año siguiente y en la primera memoria de la “Tercera”, el Secretario Barrena relataría lo siguiente respecto del trabajo de la bomba en dicho incendio:

“Colocado el pitón en el callejón formado entre la casa del señor Lyon y la del señor Guinodié, por espacio de tres horas no dejó de arrojar un torrente de agua y contribuyó a salvar el edificio de la Aduana”.

Tuvo Barrena preponderante y especial participación en la fundación de nuestra Compañía, y junto a Sartóri se convertirían en gruesos y efectivos puntales de ella.

Antonio Barrena Lopetégui al fundar la “Tercera” ya le había corrido el pecho a las balas en los campos de batalla contra la confederación, y contaba con 34 años de edad. El Profesor e historiador de la Pontificia Universidad Católica de Valparaíso don Santiago Lorenzo Schiaffino presenta al lector el ensayo titulado “VIDA COTIDIANA DE UN BURGUES PORTEÑO DEL SIGLO XIX”, el que se introduce al lector de la siguiente manera:

“No es mi intención hacer la biografía de Don Antonio, a pesar de que reviste innegable interés, deseo más bien, teniendo como referencia su vida, adentrarme en la sociedad porteña para conocer como era la vida familiar, el mundo del trabajo y las diversiones en Valparaíso en la segunda mitad del siglo XIX. La vida de Don Antonio sintetiza muchas de las virtudes que adornaban a la burguesía porteña en el siglo XIX. Asceta, trabajador infatigable, muy responsable frente a sus obligaciones y con un alto sentido de la beneficencia en relación con la sociedad que lo cobijó, contribuyendo a la ciudad en cargos municipales y siendo uno de los fundadores de la Tercera Compañía de Bomberos y del club Valparaíso”.

Cuando tenía tan sólo 19 años le toco participar en la última batalla que nuestro país librara contra la confederación Perú – Boliviana, conocida como la batalla de Yungay. Ocurrida en el Norte de Lima y en donde bajo las ordenes de Manuel Bulnes nuestras tropas derrotaran a las fuerzas de Andrés Santa Cruz. (Enero 20, 1839).

Este episodio se inmortalizó con la construcción de la famosa Plaza de Yungay de Santiago, y se le encargó al talentoso compositor musical don José Zapiola Cortés la creación de una marcha que pasaría a la historia como el "Himno de Yungay", aquel mismo año triunfal, con un compás tan encendido y un lirismo tan patriótico que rápidamente se incorporó en la sociedad, casi como si fuese otra canción popular, e incluso como segundo himno nacional, en aquellos tiempos donde los símbolos patrios de Chile aún eran jóvenes.


“Cantemos la gloria del triunfo marcialque el pueblo Chileno obtuvo en Yungay”
“¡Oh! Patria querida, que vidas tan carasahora en tus aras se van a inmolarSu sangre vertida te da la victoria;su sangre a tu gloria da un brillo inmortal”.

En 1868 siendo Director, junto a Anastasio Bello Capitán, impulsan y concretan la compra de una nueva bomba para la Compañía, la que sería llamada “Cachapoal”, y prestara importantes servicios a Valparaíso.

Durante el año 1863 sirve en el cargo de Secretario General del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso.

El 28 de septiembre de 1905 aparecería el siguiente anuncio en el diario “El Mercurio”:
VETERANO. Un gran cortejo acompañó al cementerio al último veterano de Yungay, teniente Antonio Barrena.”

ALBERTO RIED SILVA


Alberto Ried nació en Santiago el 22 de febrero de 1886. Era hijo del fundador de la Quinta Don Gustavo Ried y de doña Irene Silva Palma.

Estudió en el Instituto Pedagógico y en la Escuela de Bellas Artes, donde obtuvo varios premios por sus obras de pintura y escultura.
Don Alberto provenía de una familia de bomberos, su abuelo fue uno de los fundadores el Cuerpo de Bomberos de Valparaíso, su padre fundador de la Quinta y él con gran vocación y espíritu generoso continuó con la tradición familiar al fundar hace 70 años el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa.


Don Alberto era un hombre bonachón y generoso, de hablar pausado levemente enfático, un artista múltiple, escritor, pintor, escultor, periodista, servidor público como Cónsul de Chile en Francia y por sobre todo gran bombero.
Como intelectual Chileno integró el famoso "Grupo de los Diez". Como escritor se destacan los libros "El Hombre que Anda", "Hirundo", "La Casa Loca". En París publicó el libro "Veintiuna Meditaciones". Finalmente pública "El Mar Trajo Mi Sangre" y el "Llamado del fuego", rico libro de historias bomberiles, anécdotas y vivencias de su época. Todos los libros son verdaderas autobiografías de don Alberto.

Otro importante hito en su vida fue donar a la ciudad de Santiago, una gigantesca piedra cordillerana con una carta de don Pedro de Valdivia, que hoy se ubica en los faldeos del cerro Santa Lucía. Gestionó la construcción del Mausoleo de los Artistas y gracias a sus innumerables campañas, la estatua "Al Dolor" del artista Carrere Belleuse fue trasladada a la plazuela externa del Cementerio General por Avda. La Paz, rindiendo un merecido reconocimiento a las víctimas del Incendio del Templo de la Compañía.

Ingreso a la Quinta el 8 de diciembre de 1902, fue Ayudante, Maquinista y Teniente 2°, destacándose en los incendios ocurridos después del terremoto de Valparaíso en 1906, fue un fanático Quintino hasta que en 1911 comienza una década de viajes por Norte América y Europa. Un problema disciplinario, lo obliga a renunciar a la Compañía, el 16 de junio de 1924, reincorporándose el 16 de mayo de 1936. Fundó el Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa el 27 de mayo de 1933, siendo elegido Comandante por muchos años.
En 1910 Alberto Ried escribió nuestro himno, la Quintina. En su último libro, "El llamado del fuego", dice que escribió la Quintina como un acto de amor, devoción y lealtad a su Compañía a la que no ha dejado, porque viejo, enfermo y semi-inválido concurre a su cuartel a rememorar su juventud y a soñar todavía alguna esperanza como en una nueva primavera. Y exclama: ¿Escucha como resuena en mi alma el alma de la canción?
Don Alberto Ried, falleció en Santiago, el 5 del 5 del 65, una calle recuerda su nombre y la Sexta Compañía del Cuerpo de Bomberos de Ñuñoa se denomina: "Bomba La Reina Alberto Ried Silva".

Una placa de bronce que fuera confeccionada por él y donada por la 5a de Santiago al cumplir 100 años se conserva en una de las murallas de nuestra Sala de Máquinas dando a conocer a todo quien nos visita la lista de fundadores de la "Tercera".
Al pie de ésta se lee "A. RIED".

El Quintino Ilustrado
http://www.firmelaquinta.cl/