martes, 12 de mayo de 2009

RAFAEL L. BARAHONA SAN MARTÍN


Galos es una calle de apenas tres cuadras en el Cerro Alegre de nuestro Puerto. Si uno camina por ella en dirección a calle Montealegre, divisa en el fondo unas palmeras que subsisten al interior de un gran sitio eriazo. El sitio, a su vez, posee un gran portón de fierro, inspirado en el Palacio Real de Viena, que, a pesar de la injuria del tiempo, habla de algún modo de la antigua vida de aquel espacio... En ese lugar estuvo la casa de un porteño sabio y bondadoso, fallecido en 1940: Don Rafael Luís Barahona San Martín.

Estudió en el colegio Inglés Radford de Santiago, y luego en el Instituto Nacional. Posteriormente ingresó a la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile, titulándose de abogado el 7 de agosto de 1901; la tesis se tituló El ejército como órgano del Estado.

Se radica en Valparaíso para ejercer su profesión, siendo abogado de numerosas empresas, entre las que destacan: Compañía Sudamericana de Vapores, Compañía Salitrera Agua Santa, Banco Nacional, Wessel Duval y Compañía, Sociedad Fábrica de Cemento El Melón, Braden Coper Co., etc. Fue director de La Chilena Consolidada, de la Cooperativa Vitalicia, de la Compañía Salitrera Perfetti, de la Compañía de Seguros la Internacional y de Seguros Esmeralda, 1923; director y vicepresidente del Banco Español; además en 1939, era director de Seguros de Vida La Chilena Consolidada, de la Compañía de Gas de Valparaíso, y de la Compañía de Gas de Antofagasta.

Con su saber, su inquietud por la justicia y corrección personal, ganó la confianza de una excelente clientela a la que atendía importantes asuntos. Sin embargo y como muestra su desinterés económico, a los sesenta y tantos años, edad en que queda invalido, no había logrado formar una situación que le permitiese mirar con tranquilidad el porvenir.

Don Rafael Luís inició su carrera como militar, siendo compañero de estudios de don Carlos Ibáñez del Campo, Olegario Lazo Baeza y también de don Arturo Prat Carvajal, hijo de nuestro Héroe de Iquique, llegando a ostentar el grado de Capitán de Caballería.

Nuestro antiguo Compañero; cultivó también el periodismo, viviendo una estrecha y larga relación con El Mercurio de Valparaíso. Ingresó como Jefe de Crónica y culminó su carrera como Editor Jefe. En sus textos brillaba ese sentimiento tradicional que quiere ver una Patria unida, sin odios ni rencores, esforzándose en plena armonía por la grandeza y bienestar comunes. No hubo obra de progreso que no contara con el aliento optimista que estampaba la pluma de don Rafael Luís.

Intervino con todas sus fuerzas en iniciativas de orden público tales son: La Escuela de Enfermeras, la Clínica de Ojos, el Hogar Infantil de Villa Alemana, la fundación para Habitaciones Obreras, etc. Participo además activamente en el Colegio de Abogados de Valparaíso y en nuestro Cuerpo de Bomberos, siendo en ambas; El primero entre sus pares. Actuó en política, contando con el respeto unánime de todas la tendencias; fue Diputado, Senador y, en un difícil momento para la República, Ministro del Interior.

De porte y conducta de gran gentleman y con bonhomía habitual al conjuro de su simpatía penetrante y acogedora y tan suya, abarcó todas las actividades de este Puerto, siempre sereno, benévolo y optimista, derrochando sus múltiples facultades para prodigarse por entero a la colectividad.

A Continuación recordaremos algunos testimonios de su nieta doña Gloria Barahona Sánchez:

“Cada vez que nacía un hijo o hija, hacia funcionar una cureña, que le había regalado un Almirante Ingles; el artefacto se cargaba por la boca y con mucha pólvora; cada disparo hacia temblar a todo el Cerro Alegre y todos los vecinos sabían que, nuevamente, mi abuelo había sido padre, tuvo ocho hijos”.

“Cuando era Comandante del Cuerpo de Bomberos, conoció a don Juan Esteban Montero, que era entonces Presidente de la República, en un aniversario del Cuerpo de Bomberos que se celebraba en el estadio Las Zorras; (Hoy Barrio O,Higgins) el Presidente de la República al hacer su aparición en público, causó gran admiración a la concurrencia. Mi abuelo, en varias oportunidades compartió la mesa con la familia del Presidente, en la casa de Cerro Castillo”.

“Cuando le avisaban que había Incendio, despertaba a su hijo Rafael para que le manejara un Hudson Super-Six, abierto con siete asientos, bajando por el Cerro Alegre iban recogiendo a otros Compañeros que vivían en el sector y en una oportunidad llegaron al Incendio 14 personas en el auto”.

“En la capital era Voluntario de la 5ª Compañía de Bomberos. Cuando se vino al Puerto ingresó a la 3ª Compañía de Valparaíso por el Canje que hay entre ambas; se familiarizó tanto con la “Tercera” que le pidieron que se hiciera tercerino. Insistió en esto especialmente don Carlos Van Buren, y efectivamente así lo hizo, llegando a ser Superintendente y Comandante del Cuerpo de Bomberos de Valparaíso. Don Carlos Van Buren lo estimaba mucho y lo eligió como Abogado en su testamento, Abogado partidor de su herencia, misión que cumplió rigurosamente”.

Don Rafael Luís sirve en los cargos de Comandante (desde 1921 hasta 1931) y Superintendente (desde 1933 hasta 1940) falleciendo en ejercicio de este último.

En 1906, ejerció la cátedra de Derecho en el Instituto Comercial de Valparaíso, también la asignatura de Legislación. Además, fue profesor de diversas materias en la Escuela Naval, entre los años 1906 a 1911. Enseñó Derecho civil en la Escuela de Derecho, y esta misma cátedra en la Escuela de Ciencias Jurídicas y Sociales de Valparaíso.
Se desempeñó como ministro del Interior entre el 19 de diciembre de 1924 y el 23 de enero del año siguiente, durante una de las juntas de gobierno instauradas en ese periodo.
El mismo día que asumió la jefatura ministerial, firmó el decreto que dividía en dos el Ministerio que antes se llamaba de Guerra y Marina. Dispuso que estos ministerios estuviesen presididos por militares o marinos, para evitar así, las influencias políticas en los cambios ministeriales. Integró las filas del partido Nacional y del partido Liberal, siendo presidente de este último; posteriormente fue nombrado presidente honorario.

Fue electo senador por Valparaíso, periodo 1924-1930, en representación del partido Nacional; fue senador reemplazante en la Comisión Permanente de Obras Públicas y Colonización y en la de Hacienda y Empréstitos Municipales; integró la Comisión Permanente de Guerra y Marina.
No completó su periodo senatorial, debido a que el Congreso fue disuelto en 1924, por Decreto de la Junta de Gobierno. Dos años más tarde, fue nuevamente electo senador, por la Tercera Agrupación Provincial Aconcagua y Valparaíso, periodo 1926-1934; fue nombrado vicepresidente del Senado, 1º de marzo de 1926. Integró la Comisión Permanente de Trabajo y Previsión Social. Fue socio del club de La Unión, 1923; socio fundador del Círculo de la Prensa de Valparaíso; Integrante y presidente del Club de Valparaíso; socio del Club de Viña del Mar; miembro y presidente de la Asociación de Regatas, siendo nombrado presidente honorario del Club de Regatas; socio del Colegio de Abogados y presidente del mismo, 30 de abril de 1935.
Participó en la Liga Marítima de Chile y en la Junta de Beneficencia.
Recibió distinciones del Cuerpo de Bomberos, por 25, 30 y 35 años de servicio a la institución; fue galardonado con la Medalla al Mérito Municipal, a la de Caballero de la Orden de la Corona de Italia y embestido con el cargo de Comandante honorario del Cuerpo de Bomberos del Perú.

Al interior de “Tercera” establece un record jamás igualado, pues a casi dos años de su ingreso a la Compañía es elegido oficial, obligación que no abandona si no hasta el día de su muerte, sirviendo como oficial de la Compañía y del Cuerpo sin interrupciones; nada más y nada menos que por Treinta y tres años.

La “Tercera” lo recuerda por haber sido uno de sus más destacados miembros. Su hijo Rafael Luís Barahona Starh, hoy por hoy es el miembro más antiguo del Cuerpo, y al igual que su padre le corresponde servir por cinco años en el puesto de Superintendente.

Nuestro Compañero Claudio Chaparro Forn ha mostrarnos de manera fidedigna al hombre y al tercerino en el siguiente extracto.

“¿Cómo han podido nuestros cuerpos de bomberos mantenerse cada vez más vigorosos y prósperos a través de tantos años de existencia?

Tres son a mi juicio los factores: El primero, el ideal que anima a los hombres que se congregan bajo los estandartes bomberiles: servir a la actividad a impulsos del más elevado de los principios, del principio de la solidaridad humana.
El segundo factor, es el sólido, el férreo concepto de disciplina y jerarquía que hay en ellos. Se elige libremente a los oficiales entre los más capaces; se tiene confianza y seguridad en éstos y se les secunda, obedece y respeta. Sin disciplina y sin jerarquía no hay orden y, sin orden, no hay organización posible.
El último factor, una vindicación del régimen democrático. Cada uno de nuestros cuerpos de bomberos es, por sí mismo, una democracia. Surgen en ellos los capaces, los abnegados y los dignos, que hacen honor con su esfuerzo y su conducta, al uniforme que llevan y a la Compañía que pertenecen”

Nació en Santiago, en el año 1878; hijo de Manuel Ramón Barahona y Rafaela San Martín. Se casó con María Victoria Stahr y tuvieron hijos.

Dejó de existir en Valparaíso, el 22 de agosto de 1940.

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